Realizar actividad física en verano

pareja corriendo

Para estar sanos y conservar nuestra salud necesitamos seguir realizando ejercicio y actividad física también en verano. Nuestro cuerpo lo agradecerá. Cada época del año tiene sus características y deberíais adaptar vuestra actividad física a la estación en la que os encontráis.

En verano hace más calor y hay que evitar hacer ejercicio durante las horas centrales del día, cuando el sol está en su punto más alto es decir, de 12h del medio día a 16h. Lo ideal sería seguir los impulsos de nuestro reloj biológico interno y “escuchar” lo que os pide. Si sois de los que os cuesta madrugar y por las mañanas estáis más activos, vuestra predisposición os invitará a realizar ejercicio a primera hora del día, entre las 8h y las 10h de la mañana, por el contrario si sois más bien personas que sus niveles de actividad suben a última hora del día, vuestro cuerpo y vuestra predisposición “os pedirá” moveros cuando ya no hace tanto calor y a partir de las 20h y hasta las 22h los niveles de energía responderán a esa demanda energética. Intentar no realizar ejercicio más tarde de las 22h. Por la noche, alteráis el reloj biológico interno y mermáis vuestras horas de sueño y es importante el saber descansar para así poder recuperarse del rigor de una correcta distribución de las cargas de entrenamiento.

Pensar que el deporte agita, activa y realizar ejercicio de noche está enviando al cuerpo una “contra orden”. Por un lado vuestro cuerpo está iniciando ya sus procesos de descanso, recuperación y reparación; en cambio por el otro, le estáis pidiendo:” ¡actívate! Interrumpe tus procesos, deja lo que estabas haciendo porque ahora voy a hacer ejercicio”. ¿No te parece raro? ¿No crees que te faltará predisposición física y mental? Por lo tanto, con ese déficit de atención vais a aumentar el riesgo potencial de sufrir una lesión. Intentar evitar esta situación y respetar las horas de sueño.

Escojáis la hora del día que escojáis para mover vuestro cuerpo, recordar hidrataros bien, bebiendo al menos 2 litros de agua en circunstancias normales. ¡APRENDER A ESCUCHAROS! Cada cuerpo es diferente, según la edad, nivel de entrenamiento, intensidad del ejercicio realizado, lugar escogido, ya sea en interior o exterior,… vuestras necesidades hídricas pueden variar y vuestros requerimientos pueden ser mayores. Reponer las reservas tan pronto como os sea posible. Una buena idea es añadir trozos de fruta fresca al agua que bebemos, en vez de optar por refrescos industriales y sus consecuencias para la salud.

Si algún día decidís practicar deporte en algún momento más próximo a las horas centrales del día, no olvidéis usar un protector solar con un factor adecuado al lugar dónde os encontréis e intentar renovar esa capa protectora cada dos horas de exposición solar. Gorra y gafas de sol son muy buen complemento para practicar deporte en exteriores.

Con la práctica de ejercicio físico nuestros músculos se ponen en marcha y de forma natural desprenden calor. El cuerpo tiene sus mecanismos de termorregulación e intenta que su temperatura no exceda la temperatura de 37 grados y no se asemeje a la temperatura ambiente mediante los mecanismos de la sudoración y la vaso dilatación de los capilares más próximos a la piel para mantener la temperatura controlada evitando los golpes de calor. No practicar deportes cíclicos o de resistencia en verano durante las horas de máxima insolación.

Ayudar al organismo a no elevar la temperatura corporal y a no generar aún más calor de forma mantenida en el tiempo de la que ya ofrecen, de por sí los meses de verano. En cambio, las disciplinas y los deportes cortos y explosivos si tienen un buen rendimiento con calor y temperaturas ambiente más bien altas. Recordar parar la actividad física automáticamente, ante cualquier síntoma anómalo, desagradable, mareos, vómitos, calambres,… Las mejores actividades son para hacer en familia y amigos. No practiquéis deporte solos/as y tener siempre a mano el móvil, DNI, y un poco de dinero por si lo necesitáis.

El verano también es un buen momento para cambiar de actividad! Podéis optar por adaptar la práctica de vuestro deporte/es habitual/es y por unos meses cambiarlos por otro/s que acompañan más con la estación de año en la que nos encontramos. Los deportes de agua son aconsejables y una buena opción: piragüismo, natación, sky aquático, aquagym, según donde os encontréis y además el agua ayuda a bajar la temperatura corporal y a disipar el calor. Si por el contrario habéis entrenado todo el año y lo que os apetece es descansar y recuperar el cuerpo, podéis optar por realizar actividad física de bajo impacto y si os animáis también podríais empezar con clases de baile, yoga, realizar estiramientos o stretching que también os pueden ayudar a recuperar la flexibilidad o rebajar la tensión muscular facilitando el flujo sanguíneo activo hacia la zona afectada, acelerando el proceso de recuperación. Realizar largos paseos ya sea a pie o bien en bicicleta también son muy buenas opciones.

A parte si escuchando a vuestro cuerpo notáis que ha llegado el momento de ir a visitar un fisioterapeuta o a un osteópata, ambas son muy buenas opciones, para ayudaros a mover la musculatura de forma consciente, controlada y selectiva mediante terapias manuales. De hecho cualquier práctica regular de actividades complementarias que os ayuden a mantener un bienestar son una gran idea. Aprovechar cualquier momento de año para realinear vuestro sistema músculo-esquelético! .

Recordar como consejos que los hábitos de una vida saludable comprenden una alimentación variada, equilibrada y moderada, practicar ejercicio o actividad física de forma regular, también en verano; es más, cabe añadir que los meses de verano son un momento idóneo para iniciarse en la adquisición y desarrollo de rutinas personales que nos encaminen a cuidarnos cada día un poquito más y mejor y si lo practicamos con nuestros amigos/as, siempre será mucho más fácil llevar a cabo vuestros objetivos/propósitos de una manera conjunta.